Me reí muchísimo, la historia totalmente ilógica de un pistolero que al bajar la clientela comienza a ofrecer (luego de haberlo hecho por pedido de una cliente más loca que una cabra) un servicio de filmación del asesinato en la cual el aparece como un personaje de policial occidental.
Todo es muy grotesco pero dos veces no la veo ni loca. Lo mejor es el personaje del director que quiere presentar sus filmaciones con toques artísticos profesionales, quiere ser mejor que Scorsese mientras el pistolero quiere ser un personaje como los que representaba Alain Delon.
La forma en la cual se piensa el asesinato como una solución del mismo nivel que cualquier otra también es un toque, porque se muestra como hay una ciudad que alquilar un pistolero es un tema de todos los días.
Momento grato cuando en una cena con los suegros la suegra le recrimina porque no mató, según su pedido, a una amiga que le ganó un juego y el suegro le pide a escondidas que mate a su mujer. Entre el y el director llenan de maría la comida y se trasforma en una hermosa fiestita.
Recuerden que el humor oriental es mucho más diríamos inocentón y simple pero sobre cosas pesutis en realidad. Bueno esta representa al género perfectamente.
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